De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en 10.3 por ciento de las aulas de ese nivel educativo hay materiales tóxicos como cloro, alcohol, agua oxigenada o detergente, que representa un riesgo para la salud de los menores. En 31.2 por ciento de los salones la infraestructura se encuentra en mal estado; abunda mobiliario con astillas o clavos que sobresalen, estantes frágiles o ventanas con vidrios rotos, que también significan una amenaza para la seguridad de escolares y docentes.
En La educación preescolar en México. Condiciones para la enseñanza y el aprendizaje, el INEE advierte que en 11.3 por ciento de las aulas en este nivel educativo las instalaciones eléctricas son deficientes, ya sea porque hay cables sin recubrimiento, contactos en mal estado o saturados, entre otras fallas y 10.6 por ciento de los espacios de aprendizaje se utilizan para almacenar instrumentos tales como herramientas, podadora, entre otros.
La bodega, apunta el INEE, es considerada un elemento de seguridad para la escuela debido a que permite el resguardo de materiales que pueden representar riesgos para la seguridad y salud de los niños; sin embargo, este recurso no está presente en la mayoría de los planteles.
Los resultados de acuerdo con las modalidades educativas arrojan brechas aún mayores: mientras 91.8 por ciento de los preescolares privados sí cuenta con un espacio para el almacenamiento de materiales y mobiliario, la cifra para los centros comunitarios, indígenas y rurales es inferior a 25 por ciento.
Otro elemento que tomó en cuenta el instituto para analizar las condiciones de seguridad fue conocer si las escuelas de dicho nivel cuentan con un control de entradas y salidas de personas. A escala nacional se observó que 65 por ciento de los planteles ha implementado esta medida. No obstante, en el caso de los centros indígenas y comunitarios menos de una cuarta parte ha respondido a esta disposición.
Respecto a las condiciones físicas de las aulas, el instituto pidió a los profesores señalar si éstos contaban con materiales tóxicos, instalaciones eléctricas deficientes, infraestructura en mal estado y equipo sin usar almacenado dentro de las aulas.
Nuevamente las escuelas privadas y las urbanas públicas en contexto favorable presentaron los menores rezagos. Sin embargo, los preescolares públicos, adonde asisten los niños más pobres, tienen las mayores condiciones de riesgo.
El INEE advierte que en materia de seguridad, las actuales condiciones hacen necesario que dichos planteles cuenten con regulaciones y supervisión.
“Sería deseable que las condiciones de riesgo reportadas por los docentes en sus aulas fueran erradicadas, y que entre los administradores de los servicios educativos –autoridades, directivos y docentes– se favoreciera una cultura de prevención, pues sólo de esta manera se podrán asegurar condiciones adecuadas de seguridad e higiene.”
Opinión: las instalaciones escolares de cualquier nivel educativo deben ser espacios que favorezcan y estimulen el aprendizaje de los alumnos, y en especial en la educación preescolar, donde los niños empiezan a aprender y a descubrir. Es en esta etapa donde el maestro debe encontrar la forma de apoyarse de esa curiosidad para despertar su interés y en parte el medio físico de la escuela es un factor que influye para lograr mejores resultados.
Sin embargo, otro punto importante de destacar es que una vez más las características analizadas por el INEE en La educación preescolar en México. Condiciones para la enseñanza y el aprendizaje, muestran la gran brecha que existe entre las condiciones de las escuelas de preescolar ubicadas en zona urbana y en zona rural e indígena, con lo cual la calidad del servicio educativo que se ofrece en cada una no sólo es diferente sino que, como hemos estudiado, contribuye a la desigualdad social ya existente entre dichas zonas.
Es cierto que lo más deseable sería contar con un sistema de supervisión que cumpla con su función, permita el mejoramiento de las escuelas y contribuya al buen desempeño del personal escolar, se trata de una tarea que requiere tiempo, pero más que nada interés de las autoridades educativas y participación de todos los involucrados.
En La educación preescolar en México. Condiciones para la enseñanza y el aprendizaje, el INEE advierte que en 11.3 por ciento de las aulas en este nivel educativo las instalaciones eléctricas son deficientes, ya sea porque hay cables sin recubrimiento, contactos en mal estado o saturados, entre otras fallas y 10.6 por ciento de los espacios de aprendizaje se utilizan para almacenar instrumentos tales como herramientas, podadora, entre otros.
La bodega, apunta el INEE, es considerada un elemento de seguridad para la escuela debido a que permite el resguardo de materiales que pueden representar riesgos para la seguridad y salud de los niños; sin embargo, este recurso no está presente en la mayoría de los planteles.
Los resultados de acuerdo con las modalidades educativas arrojan brechas aún mayores: mientras 91.8 por ciento de los preescolares privados sí cuenta con un espacio para el almacenamiento de materiales y mobiliario, la cifra para los centros comunitarios, indígenas y rurales es inferior a 25 por ciento.
Otro elemento que tomó en cuenta el instituto para analizar las condiciones de seguridad fue conocer si las escuelas de dicho nivel cuentan con un control de entradas y salidas de personas. A escala nacional se observó que 65 por ciento de los planteles ha implementado esta medida. No obstante, en el caso de los centros indígenas y comunitarios menos de una cuarta parte ha respondido a esta disposición.
Respecto a las condiciones físicas de las aulas, el instituto pidió a los profesores señalar si éstos contaban con materiales tóxicos, instalaciones eléctricas deficientes, infraestructura en mal estado y equipo sin usar almacenado dentro de las aulas.
Nuevamente las escuelas privadas y las urbanas públicas en contexto favorable presentaron los menores rezagos. Sin embargo, los preescolares públicos, adonde asisten los niños más pobres, tienen las mayores condiciones de riesgo.
El INEE advierte que en materia de seguridad, las actuales condiciones hacen necesario que dichos planteles cuenten con regulaciones y supervisión.
“Sería deseable que las condiciones de riesgo reportadas por los docentes en sus aulas fueran erradicadas, y que entre los administradores de los servicios educativos –autoridades, directivos y docentes– se favoreciera una cultura de prevención, pues sólo de esta manera se podrán asegurar condiciones adecuadas de seguridad e higiene.”
Opinión: las instalaciones escolares de cualquier nivel educativo deben ser espacios que favorezcan y estimulen el aprendizaje de los alumnos, y en especial en la educación preescolar, donde los niños empiezan a aprender y a descubrir. Es en esta etapa donde el maestro debe encontrar la forma de apoyarse de esa curiosidad para despertar su interés y en parte el medio físico de la escuela es un factor que influye para lograr mejores resultados.
Sin embargo, otro punto importante de destacar es que una vez más las características analizadas por el INEE en La educación preescolar en México. Condiciones para la enseñanza y el aprendizaje, muestran la gran brecha que existe entre las condiciones de las escuelas de preescolar ubicadas en zona urbana y en zona rural e indígena, con lo cual la calidad del servicio educativo que se ofrece en cada una no sólo es diferente sino que, como hemos estudiado, contribuye a la desigualdad social ya existente entre dichas zonas.
Es cierto que lo más deseable sería contar con un sistema de supervisión que cumpla con su función, permita el mejoramiento de las escuelas y contribuya al buen desempeño del personal escolar, se trata de una tarea que requiere tiempo, pero más que nada interés de las autoridades educativas y participación de todos los involucrados.
Avilés, Karina (2010, diciembre 29). Deficiente seguridad en centros públicos de prescolar: INEE. La Jornada [En línea], Español. Disponible: http://www.jornada.unam.mx/2010/12/29/index.php?section=sociedad&article=030n1soc [2011, enero 3]
Una escuela efectiva debe considerar el buen trabajo de sus miembros, es decir, la plantilla docente que en el colabora, además de contar con espacios que favorezcan y estimulen el aprendizaje de los alumnos, y en especial en la educación preescolar, ya que es donde los niños empiezan a aprender y a descubrir su entorno. Y para ello es necesario que exista un sistema de supervisión que en verdad cumpla con la función de visitar las escuelas para verificar que se cumplan los propósitos a favor de una educación de calidad.
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